jueves, 27 de noviembre de 2008

LA EXPLATACION DE ARBOLES

Explotación de los bosques.

A
unque el área forestal mundial ha estado disminuyendo durante siglos, recién en la segunda mitad del siglo veinte el proceso se aceleró hasta alcanzar proporciones alarmantes. A partir de 1960 ha habido un gran cambio en el ritmo que los bosques tropicales están siendo eliminados. En cambio, el área de bosque templado de los países desarrollados aumentó en un 0,1 por ciento en la década del 80 (anónimo, 1996). Canadá, por ejemplo, fue testigo de un neto aumento en su cobertura forestal, que pasó de 416,2 millones de hectáreas a fines de la década del 80 a 417,6 millones en 1997, lo que representa un aumento de 1,4 millones de hectáreas (Lowe y col., 1994; Servicio Forestal de Canadá, 1998).
¿Qué cantidad de bosques se perdió debido a la deforestación? La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, 1997) ha calculado que la explotación de los bosques se produjo a razón de 15,5 millones de hectáreas por año durante el período de 1980 a 1990 en los países en vías de desarrollo y de 13,7 millones de hectáreas entre 1990 y 1995. El área forestal total perdida durante el período de 15 años fue de aproximadamente 200 millones de hectáreas. Para poner esta cifra en perspectiva, hay que considerar que 200 millones de hectáreas es superior a la superficie total de México o Indonesia.
La FAO (Drigo, 1997) informa que el cambio producido en la cubierta forestal en África entre 1980 y 1990 se debe principalmente al desmonte de los bosques para dar lugar a la agricultura de pequeñas fincas y a la agricultura o el pastoreo permanentes, con una lenta y progresiva degradación debida a la recolección de leña. Se considera que la presión ejercida por las poblaciones rurales fue la principal fuerza que motivó estos cambios. En contraste con ello, en América Latina se ha presenciado un cambio hacia la agricultura permanente y la cría de ganado, asociados a menudo con asentamientos de población y proyectos de infraestructura. En Asia, la situación es más compleja, con vastos programas de reasentamiento, producción maderera intensiva, expansión de la agricultura comercial y la propogación continua de la agricultura migratoria en los bosques restantes. En Asia se llevó a cabo la conversión en gran escala de los bosques forestales a plantaciones, tanto forestales como agrícolas (por ejemplo, caucho, aceite de palma).
La tragedia reside en el hecho de que la mayor parte de estas tierras deforestadas no son aptas para la agricultura o el pastoreo a largo plazo y se degradan rápidamente una vez que los bosques han sido cortados y quemados. En efecto, son escasas las tierras forestales en los trópicos que todavía conservan la posibilidad de permitir la agricultura sostenible.
La mayor parte de la explotación de los árboles se concentra en relativamente pocos países. Los 10 principales países deforestadores son responsables de la pérdida de 7,4 millones de hectáreas de bosques o alrededor del 50 por ciento de toda la deforestación anual, lo que permite suponer que si se produjeran cambios fundamentales en la utilización de la tierra en estos países ello tendría un impacto fuerta en la reducción de la destrucción forestal.
A pesar de la aparente precisión de las cifras mencionadas para los porcentajes de la deforestación, no se conoce el área exacta de bosque que se pierde cada año. La exactitud de los cálculos se ve obstaculizada por la falta de mapas sobre la secuencia temporal del uso de la tierra, la variación en las normas utilizadas para la clasificación de zonas forestales y no forestales, la inadecuada verificación en el terreno de las imágenes de satélite y la debilidad institucional de los ministerios forestales de todo el mundo.
El monitoreo de la deforestación ha mejorado en los últimos años, pero todavía está lejos de ser aceptable. Las estimaciones sobre su magnitud son probablemente conservadores y subestiman el porcentaje de cubierta forestal perdida. La FAO, organismo de las Naciones Unidas responsable de la recopilación y publicación de estadísticas, depende en gran medida de la información proporcionada por los ministerios de recursos forestales de cada país que presenta los datos. La información es a menudo inexacta, basada en antiguos inventarios de datos sobre bosques y uso de la tierra, y a veces está moderada por motivaciones políticas y de seguridad nacional. Lamentablemente, debe ejercerse mucha cautela cuando se extraen conclusiones sobre la extensión de la deforestación en el plano nacional y regional a partir de los datos disponibles corrientemente.
Este problema podría solucionarse estableciendo una organización independiente que realice evaluaciones periódicas de la cubierta forestal utilizando tecnologías modernas de teledetección. Combinadas con un análisis de los impactos de los programas de desarrollo (construcción de infraestructura o proyectos de asentamientos), estas evaluaciones pueden ayudar a los responsables de la toma de decisiones a comprender las consecuencias de sus acciones sobre la base de recursos forestales de su país.

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